En primera instancia se debe tener muy en cuenta que los sentidos considerados como artefactos vilmente creados por el universo, el destino, u alguna creatura mítica, para establecer la materialización del alma respecto de los otros seres, juegan un papel extremadamente importante. Continúo entonces con la intrínseca necesidad de enredar palabras hasta que los lentos fluidos del alma empiecen a verterse sobre la inmensa gama de soledad de mi corazón. Y si se siguen vertiendo, como la sal sobre la tierra o como la inconformidad en los hombres, podré encontrar solución a mi incansable ansia de encontrar la verdad, y desde luego, de encontrar la manera de dar ciertas instrucciones claras y precisas en el arte de caer. Porque caer es como morir, dormir, o cantar, se sale el alma de manera leve y sin que lo note el tiempo, sin que lo note el aura que se asoma por la ventana del intelecto. Y es que como se muere y como se ama, se siente la pena en el alma. Considerando entonces que el comienzo no es el principio, no es la guitarra que visita mis pesadillas, no es el lápiz que raya el aire, ni el humo que tatúa el viento, se empieza por mirar hacia el frente. No por el comienzo, solo hacia el frente. El frente establece la realidad mas próxima a la que los seres se someten, el viento cambia su curso, los ideales y culturas cambian el sentido del mar y el yacer del amor sobre la vana y fútil esperanza de libertad, paz, realidad, FE,… cualquier tipo de interés vagabundo, o capricho intenso.
Así como mi obsesión, que se derrama encima de sus ojos y están tan ocupados tratando de soñar que ni mi deseo, ni mi libertad, pueden marginar su desdicha y traerme la victoria. Entonces para caer de una escalera el requisito más importante es no soñar. Si se sueña, no se cae. Como el alma de una hoja de papel al viento, vuela, se inserta, sube, y muere.
Verónica.
Sep 19, 2007 10:37 PM.
N.E.
Faltan las Instrucciones.
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